Huecos polares
La posibilidad de que la tierra sea hueca, y de que se pueda entrar en ella a través de los polos norte y sur, ha alimentado la imaginación de la humanidad desde hace mucho tiempo.
Por si fuera poco, unas supuestas fotografías de una abertura en el polo norte tomada por los satélites ESSA-3 el 6 de enero de 1967 y ESSA-7 el 23 de noviembre de 1968, parecen facilitar esta teoría.
La primera persona en escribir un trabajo entero sobre la tierra hueca era el famoso Astrónomo ingles y el Matemático Edmund Halley (sí, el mismo del cometa).
En 1692 él publicó su teoría acerca de una tierra hueca. Su teoría se evolucionó a partir de trabajar con en fluctuaciones de magnetismo de tierra y las causas posibles. Su solución, la tierra era hueca.
El creyó había tres conos concéntricos con un centro fundido de la lava, que sirvió como un "sol interior".
Para los partidarios de la tierra hueca, sus hipótesis no únicamente estriban en estas controvertidas fotos (reproducidas en 1970 por la revista Flying Saucers del editor Ray Palmer) sino que al parecer diferentes exploradores dicen haber visto cenizas volcánicas donde no hay volcanes, calor inexplicable donde deberían reinar temperaturas bajo cero, huellas de animales en lugares nada accesibles, icebergs de agua dulce en el océano Ártico.
Leonard Euler, matemático del siglo XVIII, "dedujo" que la tierra era hueca y contenía un Sol central.
Claves Symnes (ex-capitán de infantería de Ohio) se mantenía convencido de que nuestro mundo consistía en realidad en un sistema de esferas huecas concéntricas.
El escritor Raymond Bernard (antes mencionado), en su libro La tierra hueca lanzó la complicada - y absurda para muchos - teoría de que el centro de gravedad del planeta no estaría en el núcleo sino en la corteza terrestre, y que las auroras polares estarían causadas por los rayos provenientes de un, "Sol interior, apareciendo por esos enormes agujeros polares".
En 1926, Richard Evelyn Byrd, capitán de la marina americana, navegó en línea recta hacia el polo norte y continuó viajando unos 2.730 Km. en esa misma dirección sin alcanzarlo, arribando, por el contrario, a una costa de aguas templadas llenas de vegetación. ¿El Reino de Hiperbórea?
Entre 1946-47, Byrd revive una experiencia semejante, esta vez volando en dirección al polo sur, en una expedición denominada "High Jump", patrocinada por los EE.UU.
Se cree que las expediciones del capitán fueron objeto de desinformación, ya que existe gente que afirma haber visto imágenes en "noticieros" narrados por el propio Byrd en el que describía y mostraba imágenes "de esas tierras más allá del polo" con sus montañas, árboles, ríos y un gran animal identificado como un mamut.
Estos documentales, de existir, parece que se han evaporado. Para los defensores de la Tierra hueca, el capitán habría encontrado la apertura polar y se habría introducido en ella.
El que fuera operador de radio en las expediciones, Lloyd K. Grenlie, reafirmó la existencia de una cinta grabada con todo lo mencionado por Byrd.
Sus detractores insinúan que sus afirmaciones no son más que recuerdos falsos y sus comentarios como "una tierra más allá del polo" o "el gran enigma", eran formas de aludir a regiones aún inexploradas más que a continentes escondidos en su interior.
La ciencia tiene la palabra
Según estudios realizados por geofísicos del Instituto de
Tecnología de California (USA) y través de mediciones indirectas en la frontera
entre las zonas líquidas y sólidas, se estima la temperatura interior del
planeta en 6.300° C y en principio, en el "centro", alcanzaría los
6.600° C., mayor que la reinante en la superficie del Sol.
Con estas cifras, admitir la idea sobre la oquedad de la
tierra parece bastante disparatado.
De todas formas, debemos reconocer que a la ciencia le queda
mucho aún por investigar sobre la estructura interna del planeta, porque a
pesar de las prospecciones (apenas un 0.2/0.5% del radio terrestre) y sondeos que los geólogos han realizado, la composición de su núcleo no ha sido determinada
con total seguridad.
Una hipótesis - aparecida en la revista Science - del doctor
Ronald Cohen llevaría a examinar algunos planteamientos de ser cierta:
"el corazón terrestre es una inmensa bola de 2.400 Km.
de diámetro, pero no de hierro sino de cristal, formada por átomos de hierro
con su propio campo magnético".
Lo que parece fuera de toda duda par la comunidad científica
es que de existir seres intraterrestres tendrían una estructura física y
atómica diferente, y así podría estar "habitado" el interior del
planeta por criaturas basadas en la química del silicio en lugar de la del
carbono, tal y como propuso en su día el astrónomo norteamericano Thomas Gold
(profesor emérito de Astronomía de la Universidad americana de Cornell).
Evidentemente se tratarían de organismos microscópicos
capaces de desarrollarse a enormes presiones y temperaturas en el interior de
la corteza terrestre, residiendo en los pequeños poros que se encuentran en las
rocas y obteniendo la energía necesaria para vivir de diversos minerales y
gases disueltos.
Esta posibilidad se ha considerado prácticamente inviable
por la casi totalidad de los biólogos.
Pero según Thomas Gold, en el interior de algunos
laboratorios geológicos se han conseguido muestras de gran profundidad y se han
observado como diferentes rocas presentaban señales de la acción de estos
organismos basados en el silicio que habrían pasado inadvertidos hasta ahora.
Lejos de la especulación, las únicas "criaturas"
que desde hace 40 años se sabe llegan a tolerar condiciones y marcas de 3.500º
C. son las llamados hipertermófilas. Viven alrededor de chimeneas volcánicas,
de fondos oceánicos, o en el agua que fluye de los géiseres. La mayoría de
estos organismos son bacterias unicelulares que obtienen la energía al combinar
oxígeno con sulfuro de hidrógeno.
Constituyen auténticos fósiles vivientes, pues han
permanecido casi sin cambios a lo largo de miles de millones de años.
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